Como siempre, los profesores que están
sustituyendo a una persona con puesto fijo son, los que más se lo curran, los
que dan la cara por los alumnos y los más comprensibles. Los que lo dan todo a
cambio de nada, son próximos e intentan en todo lo posible, hacer la convivencia
fácil. Muestran interés a que los alumnos aprendan, los motivan y tienen aquel
espíritu que más de uno han perdido.
Cuando te acostumbras a ellos, es cuando
vuelve el profesor que tiene la plaza fija y viene pisando fuerte ¿Por qué? Porque
se da cuenta que se le quiere más al profesor que estaba en su puesto, no
comprende que, los alumnos están con esta persona desde septiembre y que, un
cambio, supone semanas de asimilación. Persona que, se ve con el suficiente
poder como para recriminar y echar por tierra todo el trabajo de la persona que
lo ha substituido, una persona que, sin tener miedo a perder su plaza, se
encara a la persona que ha ocupado su puesto faltándole el respeto porque le da
rabia que sus, ahora alumnos, la quieran y le echen de menos.
No se puede ir con estos aires, la plaza fija
al fin y al cabo es de la persona que hizo oposiciones y aprobó. No se puede
pedir que unos alumnos ni forzar a que se la quiera como a la persona que le
sustituyó ni tampoco, echar por los suelos todo el esfuerzo puesto en este
trabajo. Porque los profesores sustitutos muestran esa actitud positiva que los
profesores con plaza fija han perdido a lo largo del tiempo.
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